A MI QUERIDO AMIGO Y COMPAÑERO EL DOCTOR D, JUAN VILARÓ.

QUERIDO JUAN:

Todo el que vive de RECUERDOS, que es la ocupación de los tristes, busca siempre un alma sensible y afectuosa con quien compartirlos y que á la vez sea capaz de comprenderlos y de apreciarlos.

Los recuerdos son como las viejas monedas que retiradas de ia circulación, cuando pierden su valor para el comercio, adquieren el de estimación, mil veces mayor, que le dan los anticuarios, para formar sus colecciones.

Los que en estas páginas consigno no son tan remotos, puesto que los conserva la actual generación.

Todo lo que aquí refiero, tú lo has conocido; de todo ello has disfrutado y con nadie mejor que contigo, puedo hablar de estas cosas, primero; porque, por ser de tu tierra sé lo que ellas te gustan, y segundo; porque me place el que á la vez de que contigo departo, el público comprenda que dirigiéndome á tí, que eres tan amigo de la verdad, no puede haber en mi relato emitiste ni exageración.

Los cuadros que presento están tomados del natural. Tú lo sabes.

Acepta el de EL QUITRIN, que me complazco en dedicarte, como un testimonio de la sincera amistad y del cariño que siempre te ha profesado

Tu afectísimo compadre

ILDEFONSO.
      HABANA,- Setiembre 18 de 1880.

 


 

 

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