ORO
No; Dios no te formó, metal funesto;
El báratro abortarte pudo solo:
Tú fuiste, sí, por la ambición fundido
Allá en las fráguas hórridas del orco
Para regir con tu poder el mundo
Y en él fundar tu abominable trono.
El interés y la codicia entonces
Ocuparon también el mismo solioi
Y los hombres vendieron sus conciencias
Y entregaron sus almas al demonio...
¡ Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
Tú del genio del mal sordo instrumento,
Das caza á la virtud, al vicio apoyo;
Tií con tu orín las almas emponzoñas;
Tú, cebo del cohecho y del soborno,
Tu.roes la ley, y la justicia hollando
Haces que triunfen la maldad y el dolo.
Tú en la mano venal del asesino
De sangre tiñes el puñal del odio:
Contigo el seductor compra el deleite
Y arranca á la inocencia hondo sollozo...
¡ Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!...
Por tí arrostrando la tormenta el nauta
Surca las olas del soberbio ponto,
Avido el rumbo al Africa endereza
Do mísero vegeta un pueblo tosco.
Allí de tribus que nacieron libres
Carga el bajel con bárbaro alborozo,
A los campos de América retorna
Y á un vil mercado los entrega el mónstruo.
¡Vender así la libertad del hombre
Por solo el interés de un lucro sórdido!...
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¿Y ese infando metal, móvil de Judas,
Galardón de su crimen alevoso,
Del sacro templo en los altares brilla
Y de casta doncella en los adornos?
¡Ministros del Señor! No por más tiempo
De Dios la casa así manchéis de oprobio:
Sirva más bien para educar al pobre
Y dar á la orfandad hogar piadoso.
Corra el oro del mundo entre las manos,
No profane la paz del oratorio.
¡Maldito el hombre que excavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¡Flamel imbécil! Tú que con la alquimia
Quisiste en oro trasmutar el plomo;
¿Por obtener quizás un don tan raro
Tu alma vendiendo descendiste al Cócito?
Si a fin tu intento coronado hubieras
Llenando el mundo de esplendor y asombro,
¿Qué hubieras, df, con tus riquezas hecho?
¿Fundar á la virtud un templo hermoso?
¡Comprar un trono en tu ambición soberbia
Y el pie poner en la cerviz de todos!
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¿Nunca os contó de la feroz conquista
La tradición los actos espantosos?
¿Nunca os contó que de Colón la nave
Hordas nos trajo del infierno aborto
Y que un pueblo infeliz que aquí moraba
Víctima fué de esos voraces mónstruos?
Pura entre ellos no más un alma había.
¡Las Casas era, del Señor apóstol!
¿Cegarlos pudo el fanatismo acaso?
La sed del oro al crimen ooncitólos.
¡Maldito el hombre que escav6 la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
Mártires que sufrís en el destierro,
Presentad vuestros títulos gloriosos:
Levantad como Sócrates la copa
Y hasta las heces apurad el tósigo;
Poned cual otro Soévola en la pira
Entrambas manos con valor heróico;
De Péllico imitad la alta constancia;
Dejad que el cuerpo os descoyunte el potro,
Y el premio á tanto afán será, el escarnio,
El cruel olvido, el bárbaro abandono!...
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¡Ay del proscrito entre egoistas almas
Que el hambre postra en un jergón de abrojos!
¡Ay del cuitado que en la mar sucumbe
Buscando el puerto en el confín remoto!...
¡Ay del que aspira en la fatal Granada
Vueltos al patrio hogar los mustios ojos
Y en ansia ardiente por beber suspira
El agua dulce del nativo arroyo!...
¡Y en tanto la opulencia en su palacio
Disipa el oro entre el placer y el ocio!
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¡No ver la flor de la natal ribera
Dando perfume al céfiro, ni el róseo
Color que tiñe el vespertino cielo,
Ni su brisa aspirar en dulce arrobo!...
¿Cómo esperar tal bien, náufragos tristes,
Ni que se aplaque el fiero mar, ni cómo
Próspero el rumbo dirigir al puerto,
Si su luz tutelar nos niega el polo.
Y á frágil tabla todos abrazados
Contra las rocas nos impele el Noto!
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
Opulentos señores, que allá en Cuba
Vivía en la molicie y el reposo;
Esclavos de otro esclavo que os afrenta
Y huella audaz vuestros derechos todos;
Ilotas, que sufrís sin que os indigne
La dura carga que os agobia el hombro;
¿Eco tendrá mi voz en vuestras Almas
Si estáis al grito de la patria sordos?
¿En vuestros pechos el amor de patria
Helado habrá del interés el soplo?
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!...
¿Las cívicas virtudes no os inflaman?
¿Por ventura en ninguno de vosotros
En pro de Cuba generosa late
El alma noble del Marqués del Toro?
¿Nunca sentís como sintió Bolívar
Oculto impulso, anhelo misterioso
De sacudir el yugo y las cadenas
Y alzaros como el águila del polvo?
No; que del lucro vil sentís el ansia
Y el bastardo interés os mueve sólo;
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrarlas oro!
¿No habéis visto jamás cuando la cara
Volvéis acaso indiferente en torno,
Una esclava infeliz que It solas gime
Y muda os pide en su dolor socorro?
¡Esa esclava infeliz es nuestra madre!
¿No daréis á su afán término pronto?
¿No la diréis abriendo vuestras arcas:
"Sé libre, madre; tu rescate compro?"
No, que del oro que guardáis la llave
Vuestras almas también cerró del todo!...
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
Cuando en el muelle tálamo de rosas
Os asalta implacable el cruel insomnio,
¿No véis del fondo de la tierra alzarse
Espectro acusador, lívido y hosco,
Indigen de los ínclitos patriotas
Que murieron lidiando por vosotros?
¿No véis sangre caer de la alta cumbre
Del Cuzco, de San Carlos y Cascorro?
¿Más pesa el oro en vuestra vil balanza
Que el timbre de esos mártires gloriosos?
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¿Pensáis que el pueblo envilecido duerme
Sin que cauto maquine alzarse torvo?
Cuando sufrir la carga ya no pueda
Y la medida al fln toque á su colmo,
Veréis libre cual torrente fiero
Romper del valladar el vano estorbo,
Lanzarse al valle, y ciego, irresistible
Los campos inundar bramando ronco.
Tarde será si imbéciles entonces
Osáis poner-á su carrera coto.
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¿Teméis que audaz revolución estalle?
¿Darle impulso no osáis con noble arrojo?
¿Pensáis ya ver en popular tumulto
El sangriento puñal del demagogo?
¿Pasto del fuego ser vuestros palacios?
¿Ser presa del botín vuestros tesoros,
Y oir al pueblo que feroz se agrupe
Y grite á vuestras puertas rencoroso:
¡ Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
¿Teméis la insurrección1.¡ Almas cobardes!..
Y no teméis al déspota ominoso
Que os marca con el sello del ludibrio
Y ce roba sin rubor el patrimonio?
¿Los títulos perder teméis ACOSO
Cuando los compra el que nació en el lodo?
¿Teméis perder el oro miserable
Que negáis á la patria codiciosos,
Y habéis puesto á merced del vil tirano
Vidas, riquezas, y el decoro propio?
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
Al pueblo que trabaja por ser libre
Con patriótico ardor prestadle apoyo,
Y así no temeréis que en la árdea lucha
Os amague frenético en su enojo;
Ni abrase con las llamas del incendio
Vuestros campos y alcázares hermosos,
Ni en vuestro hogar penetre cual bandido
Y amancille su honor con sangre y robo,
Y hollando vuestras vidas y blasones
Soberbio os grite con rabioso encono:
¡ Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!
Cuba la mano cual mendiga os tiende;
¿Né le dará vuestra codicia un óbolo?
¿Del látigo sangriento lacerada
La dejaréis sumida en el oprobio?
Pobre bajel que el ábrego combate,
Sin brújula, ni mano de piloto
¿Asiendo su timón no haréis que al cabo
Bogar pueda feliz libre de escollos?
¡Qué! ¿tumba le dará vuestro egoísmo
Del fiero mar en el oscuro fondo?
¡Maldito el hombre que escavó la tierra
Para buscar en sus entrañas oro!