EN EL ANIVERSARIO DEL GENERAL LOPEZ


(Fragmento)



Confiando en Dios, en el vapor y el viento,
cruzaste el mar, y en la cubana tierra
saludastes el sol del campamento
pidiendo gloria, libertad ó guerra.

Silbó la bala sobre el Cuzco ardiente
y á los redobles del tambor hispano,
bañado en sangre el liberal valiente
besó llorando el pabellón cubano.

Tú con los tuyos vencedor rompiste
las largas filas con potente saña,
y entonces humilde, temeroso y triste,
bajó sus ojos el León de España.

El rayo horrible al retumbar airado
la inmensa lluvia acompañando al trueno,
te vieron en los montes descuidado
con rostro alegre y corazón sereno.

Reverdecieron en tu frente entonces
ricos laureles de gloriosos días,
1 y al estampido atronador del bronce
otro laurel te conquistaste en Frías.

Rica diadema que ante un sol fecundo
te diera un ángel con sus blancas manos,
para inspirar veneración al mundo
y honrar de nuevo tus cabellos canos.

Hurrah!...clamaron tus amigos fieles,
hurrah, Señor!...Y cuando el triunfo avanza,
marchítanse en tus sienes los laureles
y se viste de duelo la esperanza.

Asoma al labio yerta la sonrisa
de errantes campesinos y pastores,
dobla sus alas la voluble brisa
y se esconde gimiendo entre las flores.

El plátano sonante y majestuoso
rompe sus hojas en movibles flecos,
huyen las aves hacia el bosque umbroso
y se disponen á nacer los ecos.

Núblase el cielo y cuando el sol se ausenta
cubre la oscuridad el horizonte"
y sale atronadora la tormenta
de las gargantas del altivo monte...

Perece el bueno, la virtud se humilla,
y en medio de estas ruinas y vestigios,
se salva la bandera de Castilla
para afrentar á los futuros siglos.

¡Mueres y en vez de lágrimas y duelo
te mofa el español con torpe aplauso!
mientras te ofrece Dios tocar al cielo
porque te vió subir por un cadalso.

Mueres! y torna un esplendor que encanta
en lugar de una noche borrascosa
y cuando debe perecer la planta
promete vida en un botón de rosa!

Para nosotros se nubló ese día
hirvió la sangre en las ardientes venas,
y en vano en la aflicción de la agonía
pretendimos romper nuestras cadenas.

Tiempo vendrá que en armonioso canto
tu nombre al Cielo independiente suba,
y en lugar de ofrecerte acerbo llanto
mejor ofrenda encontrarás en Cuba!

 


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