Su Retrato
¡He visto su retrato! Eso me basta
para saber que en su mirada casta
se refugiaba al espirar, el día,
y que sus ojos lánguidos y bellos
estaban siempre tristes porque en ellos
de otra existencia la nostalgia había.
Aquella frente suya de madona,
hecha para ceñir una corona,
me produjo no sé qué desconsuelo,
y su imagen miré llena de encantos
como miran los niños á los santos,
ó se contempla por la tarde el cielo.
El mirar su retrato, da tristeza;
sin saber que ella ha muerto, se le reza;
pero luego al saber que ya no existe,
quédase el corazón mustio y sombrío,
pareciéndose al mármol, en lo frío,
y al otoñal crepúsculo, en lo triste .....
1893.
|