¡Por Él


Después de algunas horas de agonía,
su madre, contemplándola, murió,
y al cerrarle los ojos, sollozante,
dijo ella así: ¡Me matará el dolor!

La olvidó al poco tiempo su adorado,
y cuando la noticia recibió,
poniéndose las manos sobre el pecho
sólo dijo: -Me duele el corazón.

Luego se puso pálida y sombría,
languideció lo mismo que una flor,
y hoy su nombre está escrito en una lápida
y el mundo sabe ya por quién murió.