¡Oh Vida!


Hambre la madre tenía:
salió el hijo y robó un pan,
¡y la madre sonreía -
al comerlo con afán!

Breve fué su regocijo,
que entraba poco después
en una prisión el hijo,
y en ella se estuvo un mes.

Cuando al salir del encierro
y á su hogar se encaminó,
halló á su paso un entierro
pensó en su madre y lloró.

Cerrada encontró la puerta
de su solitario hogar .....
¡Era su madre, la muerta
que llevaban á enterrar!