Los Emigrados


Aceptar la miseria en tierra extraña
lo mismo que se acepta un desafío,
sentir los dedos ásperos del frío
cuando con ellos nuestra piel araña;

Vivir en una mísera cabaña,
lejos, muy lejos, del paterno río,
eso es luchar con entusiasmo y brío
contra el poder de la caduca España! .....

Así combaten ¡ay! los emigrados,
sintiendo del dolor las sacudidas
y mirando sus pies ensangrentados;

ellos, ante las almas corrompidas,
enseñan sus semblantes demacrados
como enseña un guerrero sus heridas!

1896.