La Escalinata


Al pié de la marmórea escalinata
me dijo llena de supremo hastío:
-Fué nuestro amor un bello desvarío-
y sólo pude responderle:- ¡Ingrata!

A poco comenzó la serenata
de un nuevo amante suyo, amigo mío;
en tanto que la reina del vacío
bogaba triste en su bajel de plata.

Hoy la miré pasar con su belleza
que á las mismas mujeres extasía
y no volvió, por verme, la cabeza.

La escalinata existe todavía;
como existe en mi pecho la tristeza
de aquella larga noche y de aquel día