Grito del Alma
El horizonte en lontananza veo
oculto por espesos nubarrones,
más tenebrosos que la faz de un reo.
Hierven á mi alredor las ambiciones,
sin antifaz preséntase el deseo,
y sin freno y sin rienda las pasiones.
Como mar desbordado, el egoísmo
lo invade todo. Su tenaz tarea
se extiende de la cúspide al abismo;
el mejor distintivo es la librea,
crimen abominable el heroísmo,
y el árbitro supremo, la ralea!
Aunque la rama se retuerza y cruja,
su fruto al árbol con placer hurtamos;
aunque la mar alborotada ruja,
su colérico embate desafiamos .....
¡parece que una mano nos empuja
y que al abismo en derechura vamos!
Quien ayer fué aclamado, como atleta,
hoy no es más que un histrión falto de brío,
á quien no admira nadie, ni respeta.
El mérito es cual humo en el vacío,
y el que en su audacia vil se parapeta
ese puede decir: -EI mundo es mío.
¿Venerar á la patria? ¡Qué ironía!
De tributarle férvido homenaje
no ha llegado el momento todavía .....
E! culto al ideal es un ultraje,
la austeridad es vil hipocresía,
como el valor un ímpetu salvaje!
¿ Dónde vamos? ¡No sé! ¿ Qué nos espera?
Eso lo sabe Dios, que nada ignora
desde su solio en la celeste esfera!
Mas tengo una ilusión consoladora:
¡los que estamos al pié de la bandera
aun podemos alzarla vencedora!
Aura de libertad aquí se aspira,
y por la libertad, bendita y pura,
el que honrado nació, clama y suspira.
El viento corre libre en la espesura,
y el pájaro es más bello, si nos mira
con su pupila audaz, desde la altura!
Si alguno, pusilánime deserta,
y á extrangero pendón le pide abrigo,
si tiene dignidad, la tiene muerta.
¡Ah! Dios debiera darle por castigo,
el ir de pueblo en pueblo y puerta en puerta,
sin encontrar la mano de un amigo!
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