En las Alturas
Yo vivo, con la mente, en las alturas
donde el águila vive y el cóndor:
donde todas las cosas son más puras ......
¡desde la tempestad hasta la flor!
Sufren menos en ellas los que gimen
ante el féretro azul de su ilusión,
y con las manos trémulas, oprimen
en sus horas de angustia el corazón.
¡Qué grato debe ser en las montañas
hablar de una mujer creyendo en Dios,
cuando el pesar nos hinca las entrañas
y la enseñanza se le ha dicho adiós!
Las alturas adoro, porque en ellas
el dolor es más puro: ¡es más dolor!
y más cerca se está de las estrellas,
más cerca de su trémulo fulgor.
En las alturas la grandeza humana
tiene más grave y resonante voz:
es más pura la luz de la mañana
y hasta la primavera es más precoz.
Yo las adoro, como adoro el seno
de una mujer, hermoso y tentador .....
¡cuando en ellas estoy, de gozo lleno,
respiro, sin obstáculos, mejor!
Desde allá arriba, en la empinada cumbre,
cerca de tanto vivido arrebol,
¡qué pequeña es la humana muchedumbre,
qué azul el cielo y qué radiante el sol…..!
Mi planta ensangrentada se lastima
al pisar tanto abrojo punzador;
¡Quién pudiera vivir siempre en la cima!
¡Quién tuviera las alas del cóndor ......!
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