El Rayo de Sol


Sobre el terso papel en que escribo
se desliza un rayito de sol,
que me ha dicho con voz cariñosa:
-Extranjero. ¡Yo sé tu dolor!

-Vengo á verte. He bajado del cielo,
vi que estabas temblando, y veloz
para darle calor á tus miembros
he trepado por ese balcón ....

-ya no tienes las manos heladas;
de tu faz es distinto el color;
Ya no tiemblas ...... ¿lo ves extranjero?
¡Ahora piensa en lo bueno que es Dios!

-Yo me muero de angustia y de frío;
Yo me muero, rayito de sol.
¡Si quisieras!.... -le dije- Y entonces ....
¡me toqué, me toqué el corazón!

Lentamente alejándose, triste
él me dijo con trémula voz:
-De ningún extranjero hasta el pecho
he podido bajar nunca yo!