El Pino


Desde aquí, desde el pie de mi ventana,
y en medio de las sombras, aquel pino
tal parece un cansado peregrino,
á quien atrás dejó la caravana.

Será delirio de mi mente insana;
pero á veces, mirándolo, imagino,
que espera junto al borde del camino
alguna hermosa aparición lejana.

¡Arbol agreste y funeral! Tus hojas
son menos que mis íntimas congojas;
menos que mis pesares ignorados.

¡Ay! El dolor me advierte que tú existes,
del mismo modo que las almas tristes
y que los corazones desolados.