De un Suicida
Así me contestaste: -Soy casada
y es inútil pensar que he de quererte,
porque el deber es para mí una espada
mucho más inflexible que la muerte.
Cuando tales palabras me dijiste,
pensando que la vida es un calvario,
me quedé melancólico, y más triste
que las flores encima de un sudario.
y te escuché con aparente calma
ahogando silencioso mis pesares,
pensando que hay naufragios en el alma
mucho más espantosos que en los mares.
No habrá quien como yo te haya querido:
¡todo por ti lo hubiera dado, todo!
Por obtener tu amor, hubiera sido
capaz de irlo á buscar hasta en el lodo.
Yo buscaba una flor para mi huerto,
donde hay de ramas secas una alfombra;
queda alzar un Edén en mi desierto
y encender una lámpara en mi sombra.
Para mi pobre frente fatigada,
para mi corazón adolorido,
será la tumba la mejor almohada,
y mi esperanza póstuma, el olvido!
El sol, con sus lumínicos destellos,
alumbrará mañana mis despojos:
voy á morir pensando en tus cabellos,
en tu boca, en tu seno y en tus ojos .....
1899.
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