Ángelus


El lento son de la pausada esquila
aumenta de las almas la tristeza:
es la hora dulce en que la noche empieza,
la oración triunfa y la impiedad vacila.

Véspero abre en el éter la pupila,
el corazón cristiano llora y reza,
en tanto que el horror se despereza
y entre las sombras el puñal afila.

Cantando á media voz por los senderos,
regresan á su hogar los labradores
pensando en niños rubios y hechiceros;

y comienzan entonces los amores
en que los novios castos son luceros,
y las pálidas novias son las flores.