A Martí
Con sarcástica ironía
le llamaban soñador,
porque en el alma tenía
sembrada la poesía
á manera de una fiar.
Era un soñador! ¿Por qué?
¡Porque tuvo mucha fe,
y á su pueblo infortunado
logró ponerlo de pié
cuando estaba arrodillado!
Soñador, porque en la cima
tuvo fija la mirada,
y porque en extraño clima,
ya la prosa, ya la rima,
esgrimió como una espada!
Soñador, porque su mano
fué quien sembró la semilla
que es hoy un árbol lozano:
porque vislumbró la orilla
en mitad del océano.
¡Muchas fueron sus quimeras!
Soñaba con las palmeras,
en donde quiera que estaba,
y al verlas imaginaba
fueran novias hechiceras.
Para dejar en la vida
un surco extenso y profundo
y una memoria querida,
hay que atravesar el mundo
llevando abierta una herida .....
Desde que estoy desterrado
oigo como se le nombra
con un respeto sagrado,
y á veces miro su sombra
deslizarse por mi lado.
Por eso se le venera;
porque tuvo un ideal,
y desde tierra extranjera
fué á morir por su bandera
allá en el suelo natal.
De esos pobres soñadores
el mundo se encuentra lleno
como el sol de resplandores,
y el valle, fértil y ameno,
de pájaros y de flores.
Pobre de la tierra aquella
en donde algún ser no mire
allá en el cielo una estrella;
en donde nadie suspire
al ir detrás de una huella ......
Pobre de aquella nación
donde la cabeza priva
á costa del corazón.
¡Dios no quiere que se viva
sin tener una ilusión!
No sé si estaré en lo cierto;
mas si de gloria cubierto
él no dobla la cabeza,
¡Quién sabe si hubiera muerto
de dolor y de tristeza!
1898.
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