Adoración
Mi hija.
Es una miniatura y me domina:
cuando á mi se me acerca dulcemente,
me figuro que un astro refulgente
para besarme sobre mi se inclina.
En su adorable boca purpurina
la sonrisa es un huésped permanente,
y en su belleza púdica y naciente
la gracia, por brotar, se arremolina ......
Cuando por algo fútil ella gime
no hay fibra dura en mi que no se ablande;
ni ternura que no se me aproxime.
Por habérmela dado, Dios es grande,
y como de mis penas me redime
no hay átomo en mi sér que ella no mande.
|