New York, 17 de marzo, 1889
Sr. D. Enrique Hernández Miyares
Director de La Habana Elegante
Mi estimado señor:
No tiene la semana para mí día más grato que el lunes, cuando encuentro en mi mesa, entre los periódicos de Cuba, La Habana Elegante, a la que celebraría aquí por el arte de su composición y algo de ala y acero que brilla a menudo en sus versos y en su prosa, si no tuviera que pedirle el favor de la hospitalidad, para aludir a lo que de unas líneas mías sobre nuestro Bachiller, censura en el sesudo artículo "En la Antropológica", Un Colaborador Asiduo.1
Y aun me atrevo a creer, viviendo tan lejos de Cuba, como vivo, que no me negará usted su acogida por intruso, puesto que a ningún enamorado se le puede culpar porque pretenda excusarse de la tacha con que lo presentan delante de su novia.
No por lo que se dice "En la Antropológica" que el señor Montoro me honró, señalando alguna opinión mía, en apoyo de la suya siempre valiosa, sobre los méritos de Bachiller como escritor, que no son de seguro cuantos hubieran podido ser, ni tan escasos que un crítico deba suprimir los que le adornaron, al censurar los que no tuvo.
Y veo que "Un Colaborador Asiduo", a quien agradezco las palabras de estimación que sólo puedo deber a la benevolencia de la amistad, aludea lo que se sirve llamar "mi juicio", que rechaza en redondo, sin decir cuál sea, por la culpa, que habría sido censurable, de alabar fuera de medida, sin discreción ni verdad, al que valió tanto que no podrán lastimarle la fama ni biógrafos turiferarios ni póstumas rencillas.
Pero yo no dije de Bachiller lo que el "Colaborador Asiduo", sin ocasión tal vez para ver por sí mis líneas, supone; ni opiné sin estudio y fundamento, en un caso de esta dignidad, ni puse en Bachiller méritos que no pueda hallarle quien lo lea, ni celebré el lenguaje, sino donde a pesar de sus defectos merece celebración, ni extremé la alabanza por más que para dicha mía se me vaya la mano con más gusto al encomio. que al vituperio.
He aquí lo que dije:
"En esas biografías (de cubanos ilustres) es donde, con la fuerza del asunto, se muestra más elegante y agraciado aquel estilo suyo, deslucido por su hábito de emitir sin condensar, que no le venía por cierto de falta de poder para mirar de arriba, en sus ramas y relaciones, las ideas madres, sino por aquel bello desinterés con que escribía, más cuidadoso de la noticia útil que a otro sirviera como a él, que de la fama que pudiera venirle por la galanura en expresarla.
"El no tiene el afán del color, ni le persigue la vocal vecina: ni brega con e1 pensamiento hasta que lo ha puesto en caja durable, su adjetivo no pinta, ni su verbo es preciso, ni muestra en parte alguna dé su obra, a no ser en su discurso inaugural de la cátedra de Derecho y Religión, aquel afán más generoso acaso que el descuido de servir al lector la idea tersa y resplandeciente en plato de oro.
"Pero ese mismo estilo, que con puntuarlo mejor dejaría obras de permanente belleza en literatura, abunda, a poco que se le mire, en frases de sentido sumo, o súbita energía, o arranques de delicado sentimiento, o cierta leve vena de donaire que nunca lo abandona. En lo que no falla a menudo es en el arte de componer, de que sus biografías son muestra excelente, porque sabe fundar el carácter de modo que éste se enseñe por sí antes que lo retoque y complete el biógrafo, y no se pone en lugar del que escribe, ni confunde épocas, ni pierde ocasión de embellecer el relato, donde viene a cuento, con descripciones propias y amenas, que resultan tan vivas, después de medio siglo, como acabadas de hacer. Pero es la moderación y cierta mezcla del ímpetu del país y de la lengua togada lo que da a su estilo el tono vivo que viene de expresar lo que se siente. "La Naturaleza nunca nos engaña". "Amo la discusión racional como aborrezco la disputa". "Religión, sí; pero no permita el cielo que la hipocresía ocupe el lugar del convencimiento". "Los ministros del Altísimo", "la fe de sus mayores", "los consuelos de la religión", "los honores de la toga". "Cumplid con los deberes sociales, y respetad los derechos ajenos". No le gustaba en las polémicas, ni aun en la defensa de sus mismas ideas, "tanta alusión y amargura, ni un fuego excesivo". Le indignaba "la miseria de las nulidades que no pueden soportar el mérito ajeno". De Espada le admiraba esta frase: "Dios no quiere otra cosa sino que se observe constantemente el orden".
No es mi intención mantener mi juicio, que perdurará si vale, y caerá si fue injusto, sino dejarlo escrito como es, para que él me condene o me defienda. ¿Por qué no se ha de decir lo bueno de un autor, sobre todo después de haber enumerado sus faltas y descuidos? ¿Ni qué defensa tiene si es escritor honrado, el que halla la razón, tal vez loable, de un defecto, y señala el defecto y no lo que lo excusa? ¿0 se ha de estudiar el estilo aparte del carácter, y no como producto de él? ¿0 manda el arte de escribir negar a un escritor unas condiciones porque le falten otras? ¿0 es mucho adjetivo para Bachiller llamarlo como lo llamé yo, al recapitular sus méritos "literato diligente"?
No en todas sus obras escribió Bachiller con el esmero de sus biografías y discursos; ni cultivó las dotes que como a pesar suyo resaltan en su estilo; ni puede presentársele como modelo de prosistas: pero sería injusto ocultar las sorpresas gratas del lector al recorrer aquellas páginas de los "Elogios", donde campean con su virtud ingenua nuestros próceres; y sus "Biografías", sentidas o indignadas. Siempre nos interesa, y a veces nos cautiva. Suele sorprendernos por su elegancia y precisión que las había luego de desdeñar por completo. Corre fácil el párrafo, con abundancia y número. Compara con oportunidad, alaba con fervor, increpa en períodos de aliento, donde se le ve el pensar noble, y aun algunas repeticiones y cortes de esos que dan al lenguaje animación y música. Tiene un modo natural y como involuntario de revelar la época y el carácter en un rasgo bien observado y dispuesto. No es el arte de ahora casi perfecto, e insaciable; sino una fácil sencillez donde el abandono no obscurece la gracia, ni lo imitado y retórico desluce lo indígena e individual. En esas mismas imitaciones, más ambiciosas a veces que felices, se le ve un mérito, y es el de su carácter modesto y leal, criado en la admiración de aquellos maestros de nuestro país que hablaban a la vez la lengua de la Enciclopedia y la de los clásicos latinos. Bachiller no es el primero ni el último de nuestros escritores. Ni hemos de removerle ahora con polémicas estériles las cenizas. El que padece escribiendo, por dar fuerza a lo que pinta y trasmitió al lector la emoción que lo posee, con la variedad de la música, el colorido del cuadro y la limpieza de la escultura; el que sujeta el arranque de la expresión, que busca por lógica el nivel de la impresión y es falsa cuando no se ajusta a ella o no la trasmite en el grado y vigor en que la siente; el que con la naturaleza por modelo, aspira a poner en el lenguaje que la describe el monte y el gusano; con preferencia por el monte; a asir y clavar en el papel la mariposa que vuela, el águila que pasa; a levantar con palabras, de modo que se les vea, la palma majestuosa, con sus coloquios y rumores, y el volcán chispeante, con sus tinieblas y su fuego; ése estima las dotes necesarias para el trabajo hermoso, dondequiera que las halle, aun cuando no sea con la abundancia que quisiera, como en el campo de batalla ve un soldado con ternura a otro que combate bien, sin volverle la espalda porque sale vencedor, ni maltratarlo porque cae vencido.
Ruego a usted, señor Director, que me perdone en gracia de lo raro del suceso, por el espacio que le robo; y dé en mi nombre gracias sin- ceras, por su alabanza y su censura, al elegante escritor que recata su mérito bajo la firma de "Un Colaborador Asiduo".
Queda sirviéndole su aftmo. paisano
JOSÉ MARTÍ
1.- Se refiere a un artículo de Manuel de la Cruz, a propósito de un discurso del señor Montoro en dicha científica sociedad, y que, con el pseudónimo de Un Colaborador Asiduo, vio la luz en La Habana Elegante el 3 de marzo de 1889. (Nota de Gonzalo de Quesada y Aróstegui.)