Como quien lee un sueño, o letras de sangre en la espuma, o frase escrita en la arena con grillos de presidiario, se lee en un periódico de la Habana, que ha empezado a publicarse allí El Constitucional, semanario "cuya redacción en masa la forman personas nacidas en este baluarte de las glorias de la noble España en América". Hoy, en el país que de sí propio se levanta y ordena para su entrada, por 1a guerra inevitable y corta, en la paz y el trabajo; hoy, en las ciudades ruinosas que se van quedando sin casas y sin hijos; hoy, cuando el gobierno sale por las calles pidiendo de comedia a las puertas cerradas un poco de fanfarria para la monarquía que viene a Chicago, a que se vea por el contraste la miseria de sus colonias monárquicas con la república de maestros de escuela, reverendos y labradores; hoy, que se pone América en la sangre el espíritu cordial y útil del mundo, y sus últimos hijos esclavos se reúnen, con la constancia que todo lo vence, para ayudar a libertar del gobierno incapaz de España a Cuba y Puerto Rico,-sale a defender a Espacia en Cuba "una redacción nacida en este baluarte de las glorias de España en América".
Aquí peta un cuento. Allá por 1870, en una hora de libertad, que dio el gobierno de la Habana a un chiquitín que iba a España de preso político, se entró el niño por la librería de Abraido, y, no sin que le temblaran las manos de vergüenza, leyó, asombrado de la ceguedad humana, una revista de muy buen papel, papel grueso y de viso como el terciopelo, en que la juventud de las escuelas del barrio Latino declaraba, en gran prosa y poesía, que Francia joven, y Francia entera, no podían vivir sino bajo el favor y misericordia del manto imperial de las abejas, del manto glorioso y providente de Napoleón; que el imperio era la vida, y la república un cafetín de barrio, y que los republicanos no eran jóvenes de verdad, sino de ajenjo y mugre; y que ellos, los siervos humildes del emperador, eran los únicos jóvenes. Quemaba la revista como un veneno, y daba tristeza de vivir. Los jóvenes, por lo menos, deben ser honrados.-Zarpó el vapor que llevaba a España preso al chiquitín, y al anclar en Cádiz, lo primero que dijeron los del bote de la Sanidad fue que Napoleón se había rendido en Sedán, que el imperio había muerto, y que gobernaba la república.
Patria, 16 de abril de 1893