Patria se ve en muchas penas. Le sobra alma, y le falta espacio. Le sobra asunto, y todo él es urgente. Tiene asunto para un número al día y publica uno por semana. Tiene que enseñar por Cuba el alma con que vivimos, y mostrarle cuanto en prudencia sea mostrable de lo que hacemos. Tiene que dar cuenta a sus lectores de afuera de lo que entre ellos pasa, para que sepan continuamente los unos de los otros, y se amen como se deben amar. Tiene que poner en formas miles el alma sensata y generosa con que preparamos la nueva época dé la revolución. Y quiere honrar a los buenos, contar sus vidas, propagar el modo de pelear con éxito por la libertad, preparar la victoria de la libertad equitativa sobre los meros medios que se han de emplear para su triunfo, levantar un pueblo. Patria prepara empresas mayores, porque para todo basta el patriotismo que la anima, y el que la lee y sustenta. Mientras tanto, anuncia aquí que, sean cualesquiera los trabajos que en ella se acumulen, -cada número llevará, como en serie gloriosa, el estudio de uno de nuestros grandes caracteres. Quien se quede sin un número, se quedará sin un hermano. El rico que cumplió con su deber, y hubo muchos ricos que lo cumplieron, será honrado en Patria. Y el pobre que cumplió con su deber: y hubo muchos pobres que lo cumplieron. Hermanar es nuestro oficio. No hay más que dos clases entre los hombres: la de los buenos, y la de los malos. Enoja, oír hablar de clases. Reconocer que existen es contribuir a ellas. Negarse a reconocerlo, es ayudar a destruirlas.-Un número próximo de Patria, en su libro de "Caracteres", traerá la historia de un hombre, a la vez manso y soberbio, que no creyó en clases.
Patria, 11 de junio de 1892