Con Tampa nació, y con altos vuelos, un periódico que los cubanos veíamos con placer, porque por él se medía el espíritu de empresa. y el corazón valiente y aspirante, de sus redactores, de nuestros compatriotas. Aflige, el demérito de un cubano. Fortalece, y devuelve la salud, el gusto de ver un mérito cubano. En Cayo Hueso crió su elocuencia singular y su espíritu público el cubano Ramón Rivero, y de la Habana vino a ayudarlo, con hermosa y ejemplar amistad, José García Ramírez. Ellos, en "La Revista de Florida", cordial y espaciosa, conquistaron para Tampa naciente el respeto y simpatía sin los cuales ni las ciudades se levantan, ni los capitales prosperan. Un palacio está ahí, donde nadie lo ve; un periódico, es el palacio en viaje, a donde todo el mundo lo vea. Un periódico sin generosidad, es un azote. Un periódico generoso, es una columna. Y así era "La Revista de Florida". En ancho corazón cubano, el ancho corazón humano, es lo que de ella llamaba la atención. Por Tampa peleaba, por su crecimiento y su crédito, como por un hogar. Por Cuba, aun más que por Tampa. No era sólo su tarea levantar la ciudad, y hacer que en ella triunfara la justicia, errando del lado de ésta cuando había que errar, en la pelea inevitable de los intereses y pasiones: la tarea era levantar la ciudad cubana, justa y limpia y laboriosa y culta y bella, en el país mismo, más agresivo a veces que caritativo, donde se nos niega la capacidad de esas virtudes. Dos méritos especiales tenía "La Revista de Florida": uno era su nobleza notable, que le hacía acoger y alabar toda obra útil aun cuando viniese de adversarios suyos, o persona que no fuese de sus simpatías; y otro, el don de propaganda, de esparcir, de comunicarse, de meterse por el mundo.
La "Revista" cesó. Y hoy reaparece. En el silencio; ha crecido; que es lícito callar, cuando del silencio se sale más útil y mejor. Lo que importa es ascender, véannoslo o no; y ayudar a ascender. "La Revista" viene con ocho páginas, "a representar los intereses generales de la localidad", "a prestar a nuestra comunidad servicios verdaderos", "a ser un nuevo heraldo de la causa del pueblo y de los buenos principios que informan la marcha del progreso indefinido, sin el cual no hay felicidad posible".-Y la tipografía, como de manos del cubano J. M. Izaguirre, será hermosa. Se ha de cuidar de la hermosura, como de la libertad, porque las verdades mismas andan más de prisa por los caminos bien atendidos; y el oro enfangado, o labrado burdamente, no es como aquel donde recorta águilas y palomas el orífice. Todo ha de ser elegante, la cuna del niño y la mesa de trabajar, el traje ,que se viste y el periódico que se lee: acomete mejor, un ejército bien vestido; un rifle bello da deseos de ensayar la bala en los árboles venenosos; contra el veneno nada más han de ir las balas.
Y como sabemos que nada bajo ni pequeño encontrará jamás asilo en el periódico resucitado; como sabemos que anima a sus redactores un puro y vehemente amor a su pueblo, y a la equidad que lo ha de hacer feliz, sin que este amor sea deslucido por la ira, o el fanatismo, o el miedo de arrostrar a su hora la impopularidad, por cuyas culpas suelen perder las causas justas el apoyo y respeto que ganan con el derecho sereno y la autoridad de la moderación; como en hora sublime, de purificación y juramento, hemos oído de los padres de "La Revista" aquellos acentos de las entrañas por donde se exhalan y engrandecen los hombres; como es "La Revista" prueba viva de la capacidad de empresa y mejora, de los tamaños nacionales y humanos, de la superior e indómita aspiración del alma criolla, saludamos, seguros de que no fallará jamás en su obligación de representarla, al periódico donde defienden y honran a su patria en el extranjero, juntos como hermanos, un cubano de Cayo Hueso y un cubano de la Habana: a "La Revista de Florida".
Patria, 28 de mayo de 1892