El ladrón mete el puñal por la hendija de las puertas a ver si salta la cerradura. Así, con la lengua mala, va el espía disimulado por donde cree que se puede quebrar el patriotismo. El miedo cubano, y la fruición del que tiene su hato o su pato y se caracolea en la vida, le ayudan la obra al espía español. En vano se les pondría delante la cartera llena de adhesiones de valía, y de todas las adhesiones necesarias: ¡el espía y el miedoso dicen que es todo bomba de jabón, y que la única verdad es lo que desea el pánico del uno ante los goces que va a perder, y lo que al bribón le manda decir el que 1e paga! en vano se les abriría el corazón, y lo verían lleno de firmas ilustres, y de presencias grandiosas, y de compromisos de gloria y de muerte: ¡"ellos dirán, con consigna igual en New York y en el Cayo y en México y en Cuba, que ya los fondos se van a acabar, que no es cierto que los héroes estén de acuerdo con el pensamiento prudente, que en Cuba nadie quiere la guerra l Con todo lo cual se ha de hacer como con las sabandijas, que es sacarlas al sol. Y a todo lo cual da respuesta el club nuevo de Thomasville, que es todo de cubanos recién llegados de Cuba, y al día siguiente de su libertad, sin que convite alguno los atraiga o los azuze, se juntan en un ferviente club patriótico, con un buen español dentro, como en símbolo de la república futura, y le llaman al club: Güira de Melena.
Patria, 19 de agosto de 1893