Andan por el Norte dos cubanos conocidos; los dos cubanos que llevaron de la mano a la Sociedad Económica a Juan Gualberto Gómez; los que, con este hecho de hermosa sencillez, dieron prueba de aquella capacidad de justicia y grandeza del corazón criollo de que muchos cubanos dudan. Uno es Gabriel Millet, más convencido que nosotros de la eficacia de la política de paz, pero no menos deseoso que nosotros del bien de su país: él es el amigo de Labra y Betancourt, el que en sinceros apuntes recogió la triste historia del esclavo Caoba, el cuñado de aquel Ramón Piña que pintó con color criollo, hace como medio siglo, las miserias de nuestra vida colonial en "Gerónimo el Honrado" y la "Historia de un Bribón Dichoso". El otro es Raimundo Cabrera, el autor conocidísimo de un libro que todos tenemos, de "Cuba y sus jueces".
Está entre nosotros, acompañado de su elegante y distinguida esposa, Malvina Cruzát, el señor Nicolás Heredia, uno de los jóvenes de más bríos de la ciudad de Benigno Gener, Tello Lamar y Luis Morejón. Patria que tiene para todo buen cubano lugar en su corazón, da la bienvenida cordial al orador que ante todo quiere la dignidad de su pueblo, al escritor correcto y caballero irreprochable, autor de "Puntos de Vista".
Patria, 9 de julio de 1892