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Mambí
martiOC

 

-Madrid, 22 de septiembre de 1871-

Sr. Director de "El Jurado Federal"

Muy señor mío y de toda mi consideración: Molestamos a Vd. rogándole se sirva insertar en su periódico, que tanto afecto nos merece, nuestras últimas palabras en una cuestión que el insulto ha impedido seguir haciendo pública.

Y al ocupar de nuevo a Vd. queremos que conste el respeto que guardamos a los principios de verdad y justicia que defiende, y nuestra gratitud por la bondad con que ha prestado sus columnas a la rectificación de unos asertos falsos e indignos.

Son de Vd. afectísimos S. S.

   José Martí    Carlos Sauvalle

 

Breves han de ser las frases que por última vez en esta cuestión vamos a decir. Breves. La Prensa ha elegido una conducta que nuestra honra nos veda seguir en el terreno público.

Un instante no más de atención.

En EL Jurado Federal apareció un segundo comunicado que suscriben varios cubanos, en el que, pensando aún en la hidalguía de La Prensa, le participaban que sus nombres estaban a su disposición en la redacción de aquel digno periódico.

Y dos individuos, redactores de La Prensa, fueron a la redacción de El Jurado y reclamaron nuestros nombres que habíamos suplicado fuesen entregados a quien los reclamase, y se les entregaron, y al día siguiente aparecieron indignamente ofendidos en el periódico reclamador.

Nosotros no comentamos esto, no lo podemos comentar. La Prensa hace pública una cuestión que ella misma hizo personal. Nosotros, en casos como éste, no sabemos más que levantar la frente tan alta como nos lo demanda inflexiblemente nuestro honor.

Nos detendremos, sin embargo, aún, y muy a nuestro pesar, en deshacer la más falsa apreciación.

Sociedad anónima llama La Prensa a los suscritores del comunicado. ¡Sociedad anónima! y tiene nuestros nombres. ¡Sociedad anónima! y los conoce y los publica. No es Sociedad anónima la que escribe artículos cuyos firmantes sostienen y repiten cuanto el amor a la verdad y la justicia les hizo una vez decir.

La Prensa ha publicado nuestros nombres. Nosotros sabemos el nombre de aquel a quien uno de los comunicados llamó calumniador, del desventurado autor del artículo primero que ha originado esta cuestión.

Lo sabemos y lo callamos. Nuestros nombre. no se escriben al lado de un triste. manchado con la sentencia de un tribunal por delito común, por deliro en causa de negros que. por lo que tiene de repelente en sí, es el más repugnante de todos los delitos.

La intención extraviada del artículo, el tamaño de las letras con que escribe nuestros nombres, dicen bien claro lo que el periódico es, lo que el periódico merece, lo que el periódico se propone. Hace bien en odiarnos La Prensa.

Con los tribunales nos amenaza La Prensa. Si a ellos acude, ellos dirán a- La Prensa que se debe al honor y al respeto público; nosotros hemos acudido ya al tribunal que nuestra conciencia nos dictaba.

Y nada más para el dominio público; que en todo conocen y cumplen sus deberes.

     José Martí             Carlos Sauvalle

 

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