La pagina del
Mambí
martiOC

 

-Enero, 1892-

Peláez queridísimo:

No tengo su carta delante de mí, porque se la llevo un entusiasta, para que vieran sus amigos confirmadas por ella la nobleza y sagacidad, la belleza de alma y de mente que les cuento del Cayo. Pero tengo en el corazón los cariños que me puso Vd. en él y una ternura que crece con el recuerdo y si pudiese, crecería con esta carta, para quien en la juventud que otros dan al ocio y la insensatez, ha sabido entender ya que no hay más goces reales en el mundo que el amor fiel de la casa, y la amistad en los pocos hombres buenos.. Que no se me encele su hermosa y leal mujer. Ella misma no sabe acaso que lo quiere a Vd. por ese candor y entusiasmo que me lo distingue de lo general de los hombres.

Más quiero hablarle de Vd. que de mí-de lo bien que le ha venido a mi alma asendereada este temporal de nobleza,-de la levadura de virtud que Vd., que Vds., me le han puesto al pan de la patria. ¡A ver quién osa ser menos noble que Vds!

Es necesario poner de moda la virtud: Vds. la han puesto de moda.

De lo de Collazo, o Roa, que está detrás, le he de decir que lo creo un bien del cielo, porque mi vida transparente no me la ha de dañar, en lo que sirva a mi país, la falsedad manifiesta; porque por ahí, lejos de unir como quieren, a los militares de la guerra pasada contra el espíritu de la guerra nueva, lo que habrá será una carrera tendida de los militares honrados para no quedar en fila con los pícaros, y porque lo que hicieran para dividir a Cuba de las emigraciones, y las emigraciones del que las une y les inspira fe, sólo ha servido para que las emigraciones muestren de sí propias su temple, su propósito serio e irreprochable, y su decisión de echar atrás a cuantos quieran impedirles su obra. Conténtese. De la Habana escribe la gente más pomposa y de menos resolución, como Vd. quisiera que escribiese. La idea cunde, y el conocimiento de lo que valemos y podemos, y el respeto a nosotros. Por ahí he podido medir cuánto interesa lo que hacemos, y con cuánto respeto se le ve, y cuánto importa que nos tengan por constructores vigilantes, como nos van teniendo ya, en vez de darnos como una traílla de vociferadores egoístas e inútiles. Aquí delante tengo el párrafo de la carta de un ex Alcalde de la Habana: que la acusación a... fue oportuna y merecida, que "la carta ha hecho en la Habana malísima impresión", que "ha sido contraproducente a los firmantes, porque no ha destruido la argumentación de Martí".

Obremos, pues, y argumentemos, que ya la obra penetra en todas partes.

Felicísimo estuvo cuanto han hecho. Sus frases muy felices y como hubiera yo querido que las dijese. Ya le veo a Bello el azote por los aires, y los ojos comedores, y el borbotón candente. Y a González indignado, ya le oigo el clarín.

Publiquen, publiquen. A Cuba por todos los agujeros. Las guerras van sobre caminos de papeles. Que no nos tengan miedo y que nos deseen. Que lleguen a tener confianza en nosotros. Es más fácil invadir un país que nos tiende los brazos, que un país que nos vuelve la espalda. Abrirle los brazos a fuerza de amor. Y a fuerza de razón abrirles el juicio. Vea que aforístico me he vuelto desde que Vd. me regaló el libro de Don José de la Luz. Por dos hombres temblé y lloré al saber de su muerte, sin conocerlos, sin conocer un ápice de su vida: por Don José de la Luz y por Lincoln. Por Lincoln, que merece el llanto, aun cuando luego supe que le quiso oír al intrigante Butter el consejo de echar sobre "el basurero de Cuba" toda la hez y el odio que quedó viviente de la guerra contra el Sur.

Con una cosa le voy a disgustar, y es con haberle respondido a Collazo, y a Roa.

No, Peláez. Lo personal no me importara, aunque no es bueno dejar nunca una injuria por el aire. Pero esa carta tiene las intenciones políticas que Vds. sagazmente le han visto, y hay que extirpar esas raíces venenosas. Mucho daño ha venido haciendo... con otros... sin más arte que el de teclear en la soberbia de unos y en la envidia de otros. Hay que sacarlos al sol; que los militares buenos de antes no se dejen engañar y guiar por este asalariado de sus enemigos, so pretexto de que fue militar como ellos. Hay que aprovechar esta oportunidad para forzar la atención pública, con el interés dramático del caso, y sacar ventajas para nuestras ideas revolucionarias. Y si le sucede algo a este calvo y agradecido amigo suyo, Vd. le pondrá su nombre a una flor. Y mis hijos harán lo que ya yo no pueda hacer. A Poyo mandé la respuesta. Ya lo sabrán por Bello. La Emigración no viene bien: no hay más Emigración que la revolución: si no, ceda el nombre. Espera provocación, según parece.

Acaso no es de Vds. ni de los que pensamos con rectitud. Si fuese así, no le den por el gusto. Viva en paz, pero a mí me pareció bueno Portillo, y amigo de la justicia. Búsquenlo, sin lisonja ni miedo. No le den razón que no hay, para creerse desestimado por nosotros. Atienda a esto enseguida con habilidad.

Acaso cree ya, por no haberle dejado la despedida que a nadie dejé, puesto que no había razón para la tibieza de una despedida escrita después de aquellos derramamientos de almas, que tenemos contra él una prevención que no habría causa para tener hasta que hubiese motivos. Véanlo. Pídanle algún favor. Me parece ver en el número desagrado, valor y resentimiento.

¿Y El Yara, no ha reaparecido? ¿Y ese gallardo Proletario? Quié3 ame a Baliño, que es redondo de mente y de razón, y a ese sincero González Acosta.

Junte a los amigos queridísimos, y léales estas líneas.

- Ya iré vaciando el corazón correo a correo. Aquí protestan. Yo quise impedirlo. No quise favorecerlo, por estar en la casa. Pero es natural. Y ceso; que la obligación es cada día mayor. Un triunfo no es. más que un deber.

Su

Martí

 

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