-Abril, 1892-
Sr. José Dolores Poyo
Amigo mío
Nada de oficio, hasta el correo próximo, para poner ante Vd. como Presidente del Cuerpo de Consejo, y ante los demás, el resultado de esa generosísima y conmovedora elección, que me enorgullece por el valer e independencia de aquellos de quienes viene, y me templa el espíritu para continuar siendo digno de ellos. No más de mi persona, en quien la responsabilidad solemne ahoga la misma gratitud. En lo que hay que hacer pienso; en la fatiga que nos espera, contra la flojedad de la casa propia y los celos de la casa propia y la venalidad y pereza de la casa propia que ya asoman, soberbias y malignas, en cuanto huelen tesoro, y contra aquellas artes que Vd. conoce de las que decía yo que traen a los sutiles a la cabecera de la gran obra que aborrecen, y contra los cuales, no contra los españoles, es nuestra batalla principal. En ella, ya yo sé que ha puesto libre su corazón libre. Y ya Vd. irá observando qué bribonas alianzas, bribonas y no menos, les salen por acá.
A vuela pluma le diré. El 10 hubo proclamación de los clubs, de público anunciada por Patria y hoja suelta. Hermosísimo espíritu, espíritu de abajo. Contento, viril. El alma del pueblo, culto o inculto.
Unidad bella. El domingo, ya con más tiempo, la confirmación, para fijar y publicar nuestra ruta, y tan pronto como tenga en mis manos la notificación de mi deber, como tal, Poyo, lo cumpliré, y como una religión, con miedo lo cumpliré y con ternura, no con el descanso de la vanidad satisfecha. Hijo y padre seré en estos deberes, y ese rincón, una vez más ejemplar, no tendrá por qué arrepentirse, sino por qué complacerse, en la confianza que ha puesto en quien en él tiene tanta y tiene orgullo en su fe.
José Martí
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