De la emigración de Nueva York ha nacido espontáneamente, sin sugestiones de personas ni de partidos, de afuera ni de adentro, sin más ayuda que la propia, el deseo de celebrar este año el día de la patria, porque el instinto popular, que no necesita de consejeros ni de guías, presiente acaso que pueden volver días de mayores deberes; porque alguna vez se han de juntar, para ir levantando el corazón, los que sufren en tierra extraña por una causa común, y tienen las mismas penas y los mismos héroes.
Este 10 de Octubre es un arranque de nuestro sentimiento, y cuando más, una expresión de prudente esperanza. Los tiempos mandan que no sea más. El respeto a la solemnidad del día lo manda también. ¿A qué cubano, sabiendo que los cubanos van a reunirse el 10 de Octubre para recordar, con sus mujeres y sus hijos, a los que murieron por mejorar la suerte de la patria, no le dirá el corazón: "allí debo estar yo"?
Parece como que el que falte, faltará a su deber. Para este acto solemne, digno de nuestra esperanza y de nuestro dolor, se invita a los cubanos de Nueva York a asistir a Masonic Temple, Calle 23 esquina a la Sexta Avenida, el 10 de Octubre.
JOSÉ MARTÍ
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