martiOC

 

A La Iberia

No con enojo, sino con agradecimiento y complacencia, voy a contestar a los párrafos que La Iberia me dedica, tan llenos de buen concepto mío, como de equivocación acerca de mi manera de pensar y obrar para con ella.

Nada hay tan enojoso como hablar de sí mismo, y brevísimo he de ser en mi respuesta, con la que por mi parte termina una discusión que no debió comenzar, y que no comencé yo ciertamente.

Yo lamento que La Iberia no haya entendido la causa honrada que me hizo escribir las frases a que contesta. Sin provocación alguna mía, y sin que fuesen míos sueltos de La Revista a que contestaba, suponía que había algún escritor que mostraba singular empeño por que en las columnas de La Revista saliesen a plaza las cuestiones de Cuba: este escritor era yo, y como en lo que yo pongo empeño especialísimo es en que, por el hecho mismo de que este periódico me acoge en su seno con bondad, no parezca que yo le hago eco de particulares opiniones mías, -me sentí lastimado; justamente en aquello en que menos quería serlo, justamente en aquello por que no lo merezco, con la apreciación aventurada de La Iberia.

De esta contrariedad viva nacieron las palabras que le han parecido ásperas: de que muestro yo solicitud en el cumplimiento de un deber, y La Iberia me hería recordándome lo que estaba en mí tiempo hace, y no necesitaba en verdad excitación, siquiera fuese tan cortés como las que el periódico del señor Portilla sabe hacer.

Dice el artículo a que contesto que el periódico español no defiende la esclavitud: decir honrado. Pero ha visto bien al ver en mí al autor del suelto sobre Castelar; parecía que disculpaba al orador español por no haber abolido la esclavitud en Cuba: de esto, mi creencia errónea obre las opiniones de La Iberia en este punto. Me alegro de haber errado, por haberle dado motivo para hacer una noble declaración.

Unas líneas más: No está en lo justo La Iberia cuando dice que vengo yo ganoso de discusiones sobre la cuestión de Cuba. Ganoso debo estar siempre de ellas, cuando ante mí no se entiende bien el respeto que -aunque se la juzgue errada- merece la revolución de mi país. Pero no he menester yo aducir esa razón.

Nada hay que me obligue a defender ahora con más calor que otras veces, cuestiones que están constantemente en mí: durante mis cuatro años de estancia en España, las he defendido allí con más vigor que ahora, porque allí necesitaban defensa más viva. Si La Iberia repasa lo que aquí he escrito sobre Cuba, fácil ha de serle convencerse de que no provoco, respondo a lo que sobre las cosas de mi patria se dice, y entiendo yo desacertado.

En suma, ha dado origen a las frases que se han cruzado entre La Iberia y yo, un error del periódico español en un suelto suyo, suponiendo injustamente en mí inmoderado y reprochable deseo de ocupar a La Revista en cosas que más directamente que a ella me atañen. La Iberia se equivocó, y yo le hice notar su equivocación. Si vio aspereza en mi respuesta, culpa ha sido de una convicción extemporáneamente herida, no del afecto y respeto que el redactor de La Iberia me merece.

JOSÉ MARTÍ

Revista Universal. México, 13 de junio de 1875.

 

Regresar a Body

©La Pagina del Mambíexilio©www.exilio.com