

EL NABORÍ
Yo vivo siempre triste;
Llorando mis pesares
Yo siempre estoy aquí;
Ausente de mis bosques
Perdí mis dichas todas:
Yo soy bellas cubanas, un indio Naborí.
Mis hijos i mi esposa
Llorando me reclaman
I gritan de dolor :
Ninguno los acoge,
Se pierden en los valles
Las lágrimas i quejas que vierten por mi amor.
En vano puro ruego
Al rayo de la Luna
Dirijo yo al Semí;
Que sordo está a mí llanto,
Que sordo esta a las quejas,
Que sordo está a las quejas del indio Nabori.
Partida mi canoa
Está sobre la arena
Bailada por el Sol
Ni subo las montañas,
Ni trepo los palmares,
Ni arrojo agudas flechas, ni toco el caracol.
En estos bellos campos
El hado mas adverso
Me sigue siempre a mí:
Los hombres me maltratan,
Piedad ninguna tienen
Del llanto doloroso del indio Nabori.
Mis hijos, ai! mis hijos,
Mi madre, mis hermanos,
Mi esposa celestial:
Con ellos entre gozes
Un tiempo compartía
Los frescos i sabrosos racimos del cocal.
Con ellos en los bosques
Cazé las tiernas aves,
Las frutas desprendí:
Llorad, hermosas palmas,
Llorad, mares i ríos,
La estrella infortunada del indio Naborí.
Perdí mis verdes selvas,
Mis nidos de palomas,
Mi fresco platanal;
Solibios i sinsontes,
I abejas zumbadoras
Que labran en mis bosques dulcísimo panal.
Me asaltan dolorosos
Los tiempos de mis dichas
Perdidos para mí:
I entonces, ai! i entonces
Dos lágrimas de fuego
Asoman a los ojos del indio Naborí.
Ya nunca por las tardes
Podré, como otros dias,
Jugar en el batei;
Ya nunca con mis hijos
Podré cojer alegre
Los juncos de los lagos, las pencas del yarei.
Ya nunca por los rios
Podré feliz con ellos
Pescar el macabí;
Que en estas frescas playas
No puede ser dichoso,
No puede amar sus hijos un indio Naborí.
Ya nunca de mi esposa,
Ya nunca de mi medre
Podré el amor gozar:
Llorando voi mía penas,
Ya jimo triste i mústio,
Ya soi la penca seca que cruje en el palmar.
Mis lagrimas enjuga,
Espíritu divino,
¡Oh májico Semí!
Piedad, piedad, ¡oh jéniol
Derrama un solo rayo
Que alumbre la ecsistencia del indio Naborí.
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